Pages

Recent Posts

La madre mas joven del mundo.

Sunday, September 28, 2008

LIMA, (Reuters) - Cuando tenía cinco años, a Lina Medina le creció tanto la barriga que los brujos de su pueblo en Perú creyeron que tenía una culebra adentro, mientras otros shamanes culparon al mal del Apu, o espíritu de los Andes.Y sólo cuando no supieron qué más decir tras someterla a exóticos ritos incas para conjurar al Apu, Tiburcio, su padre, la llevó a cuestas dos días por los 70 kilómetros de valles, montañas y desiertos desde su pobre caserío de Antacancha a la ciudad más cercana, en busca de un médico de verdad.
“¡No es un tumor, es un bebé de ocho meses (de gestación)!”, le dijo alucinado el doctor Gerardo Lozada a Tiburcio tras revisar los exámenes clínicos de Lina y antes de llamar a la policía de la ciudad de Pisco, que se lo llevó preso como el único sospechoso de violación infantil presente. Un mes después, ese médico le heredó el nombre al pequeño Gerardo, pues lo ayudó a nacer por cesárea un Día de la Madre, el 14 de mayo de 1939 en Lima.
Desde entonces y a sus 68 años, Lina Medina sigue siendo la madre más joven del mundo, récord que aún carga como una pesada cruz por una pubertad precoz sin causa aparente y que registra la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología.
Lina cumplió cinco años, siete meses y 21 días cuando se convirtió en madre de un bebé que pesó 2,7 kilos y midió 48 centímetros de estatura.
Había comenzado a menstruar a los dos años y ocho meses, y su madre la mandaba a lavarse al río cada vez que eso ocurría.
Era uno de los años de la Segunda Gran Guerra, pero su caso provocó tal conmoción en la ciencia de la época que acompañó al tema bélico por unos días en las noticias dando la vuelta al mundo. Seis décadas después, el gobierno peruano busca ayudar a Lina, como para resarcir la letra muerta de una ley de 1939 que le prometió una pensión vitalicia para ella y para su hijo Gerardo, quien murió a los 40 años de una rara enfermedad sin recibir siquiera un último adiós oficial. “Aún estamos a tiempo de reparar el daño que le hizo el Estado condenándola a la miseria”, dijo a Reuters el ginecólogo José Sandoval, quien fue a Antacancha, desempolvó la historia de Lina, la escribió en un libro y hasta acudió al Palacio de Gobierno para recordarles la deuda pendiente.
En Antacancha, a 450 kilómetros al este de Lima, en uno de los departamentos andinos más pobres de Perú, no queda mucho.

No comments:

Post a Comment

 

Most Reading