Su madre le devuelve la esperanza

JOSE ACOSTA/EDLP

NUEVA YORK — “Mi madre es mi mejor medicina”.

Así se expresó ayer un feliz Walter Vergara, el peruano de 49 años internado en el Hospital Elmhurst, en Queens, con un cáncer terminal, al sentir los besos y abrazos de su madre, Elizabeth Prado, de 76 años, quien pudo venir a Nueva York a ver a su hijo moribundo gracias a una visa humanitaria gestionada por legisladores federales de Nueva York y las autoridades diplomáticas del Perú.

“Nosotros teníamos cuatro años sin vernos, y yo temía fallecer antes de ver a mi madre, más por ella que por mí porque para ella, como soy el menor de sus cuatro hijos, yo era su bebé”, dijo Vergara.

Ha sido tal el efecto medicinal del amor de su madre, que Vergara aseguró ayer que desde que la vio se ha sentido mucho mejor, y hasta ha empezado a mover las piernas, lo que le ha devuelto la esperanza de caminar, actividad que no hace desde que cayó en cama hace seis meses.

“Me dolía no volverla a ver porque mi madre me ama mucho. Cuando estaba bien de salud la veía cada cinco o seis años, pero como le habían negado la visa, ya había perdido la esperanza de volverla a ver”, dijo Vergara. “Ahora que la tengo a mi lado, tengo paz en mi alma y ya puedo morir tranquilo”, agregó.

Vergara dijo que una de las cosas que más recuerda de su niñez, era ver a su madre levantada a las 4 de la mañana, “paradita junto a la puerta, vestida, para irse de una ciudad a otra a trabajar como profesora, desde muy jovencita, para que a nosotros no nos faltara nada”.